Cuando Te Rindes, Sirves de Verdad
La verdadera entrega y el acto de rendirse en el camino espiritual no implican derrota, sino un poder transformador que permite servir con humildad y autenticidad.
DESARROLLO PERSONAL Y AUTOCONOCIMIENTO
GABRIELA JUVERA
7/6/20252 min leer


SIN RENDICION NO HAY VERDADERO SERVICIO
Anoche viví una de esas noches que marcan profundamente el alma. En este camino de transformación, he tenido que soltar identidades que fueron esenciales para sobrevivir, pero que ya no resuenan con la mujer en la que me estoy convirtiendo.
He tenido que despedirme de versiones de mí misma: la niña herida, la adolescente confundida, la mujer fuerte y autosuficiente, la madre, la buscadora… todas ellas han formado parte de mí, pero hoy las he abrazado desde un nuevo lugar. Al integrarlas dentro de mi energía femenina, mi ego no pudo sostener la transformación. Se reveló con fuerza, trayendo pensamientos de victimismo, abandono y soledad. Me vi llorando profundamente, sintiendo que todo se movía dentro de mí… hasta que el cansancio me llevó al silencio.
Al día siguiente me sentía desfragmentada, como si pudiera ver claramente cada parte de mí, pero aún no las sintiera completamente unidas.
Y fue entonces, como tantas veces, que la meditación me sostuvo.
Me llevó al mar… y luego al cosmos.
Respirar se convirtió en oleaje…
Y el silencio me conectó con lo eterno.
En esa visión, vi un frasco en mis manos. Dentro de él, luces danzaban: eran mis sueños, miedos, aprendizajes, heridas y fortalezas. Todo lo que me compone. Y con humildad, se lo ofrecí al Creador. Le entregué todo lo que soy para que Él me use como canal, como puente, como guía para quienes necesiten de mí.
Ese momento lo entendí: para servir desde el alma, primero hay que rendirse completamente.
Durante mucho tiempo he querido lanzarme, mostrarme, compartir lo que soy y lo que he aprendido. Pero siempre surgía algo, algún obstáculo, una pausa inesperada. Y ahora comprendo que antes de ofrecerme al mundo, tenía que ofrecerme al TODO.
Sí, somos creadores. Como decía Yeshua: “ustedes son dioses”. Creamos nuestra realidad con cada pensamiento, con cada emoción, con cada decisión. Pero hay un velo muy delgado entre creernos el centro de todo… y recordar que somos parte de algo mucho más grande.
Dios, el Universo, el TODO… no es un genio que concede deseos, sino una presencia viva que responde a nuestra frecuencia. Creamos con lo que vibramos. Manifestamos desde nuestra energía. Y si nuestra vibración nace del ego o del dolor no sanado, atraeremos experiencias que nos lo reflejen.
Solo al rendirme a esa sabiduría infinita, entendí por qué muchas personas han dejado de resonar conmigo, por qué ciertas relaciones se han ido. He tenido que quedarme sola, habitarme, conocerme, dejar de huir de mí misma. Y en ese silencio, me he recordado.
Hoy me siento completa.
Mi yo superior está integrado.
Mi ego ya no dirige.
Mi camino está claro: servir desde la autenticidad y el amor.
¿Qué puedes hacer tú hoy?
Detente. Respira. Pregúntate si estás viviendo desde el ego o desde tu esencia.
Rinde tus dones al TODO. Entrégalos como una ofrenda, no desde el control, sino desde la confianza.
Honra tus fragmentos. No necesitas desechar tus partes heridas; intégralas, abrázalas y permite que se transformen en sabiduría.
Elige con quién caminar. Recuerda que tu vibración determina tus compañías y experiencias.