De la voz no suficiente a la confianza

¿Alguna vez has escuchado esa voz interna que te dice “no eres suficiente”? Esa voz, nacida del juicio y la crítica, nos hace olvidar nuestra esencia y nos lleva a buscar perfección y aprobación constante. En este blog comparto cómo esa voz apareció en mí, cómo limitó mi espontaneidad y, sobre todo, cómo estoy aprendiendo a transformarla en confianza, autenticidad y expansión.

AMOR PROPIO

Gabriela Juvera

8/22/20252 min leer

La voz que susurra “no eres suficiente”

Hoy, durante mi meditación, apareció muy sutilmente esa voz que ya conozco. La que me dice que no soy suficiente. La que me empuja a perseguir la perfección, a esforzarme demasiado y a olvidarme de fluir.

Esa voz nació en mi niñez, en medio de críticas y juicios que percibía en casa, en la escuela y hasta con amigas. Cada error parecía una sentencia. Poco a poco fui apagando mi espontaneidad, convencida de que todos eran mejores que yo.

Así aprendí a verme más por mis fallas que por mi luz. Así fui construyendo un perfeccionismo que no dejaba espacio para lo natural, para lo auténtico.

Capas de condicionamiento

Con el paso del tiempo fui cargando capas: condicionamientos, etiquetas e identidades que no eran mías. Y aunque me protegieron por momentos, también me hicieron más pequeña.

Pero ahora, en este punto de mi camino, esas capas empiezan a caer. Mi esencia me pide expandirse, dejar de hacerse chiquita, dejar de ocupar menos espacio del que merece.

El peso de la complacencia

La sociedad nos codifica desde niñas: cómo comportarnos, qué tanto podemos brillar, hasta dónde podemos llegar. Y en ese camino aprendemos a complacer, a callar, a usar máscaras.

El complaciente cree que no es suficiente. Se adapta, se esconde, se hace pequeño para no incomodar. Pero esa actitud nos aleja de nuestra verdadera luz, de nuestra capacidad de expresarnos y de nuestra autenticidad.

Aprender sin castigos

La vida no vino a castigarnos. Vinimos a vivir una experiencia humana, a aprender. Y el aprendizaje no tiene por qué estar lleno de juicios ni rigidez. Podemos crecer con amor, con ternura, con compasión hacia nosotras mismas.

Esa es la verdadera libertad: soltar la rigidez, dejar de castigarnos, entender que cada vivencia llega para nuestra evolución. Cuando aplicamos responsabilidad y nos comprometemos a ser 1% mejores cada día, la transformación se vuelve real y ligera.

Tomar mi lugar

Hoy elijo tomar mi lugar. Confío en el proceso, me dejo guiar por el Universo, por mi espíritu y por mi intuición. Y esa confianza me da claridad, fuerza y dirección.

Cuando crees en ti, todo cambia:

  • Tu cuerpo lo refleja: tu postura se endereza.

  • Tu energía se transforma: te vuelves magnética.

  • Tu voz se libera: ya no dudas, simplemente eres.

Ya no busco aprobación, ahora simplemente soy

Hoy le digo a esa voz del “no eres suficiente”: gracias, ya no te necesito. Viniste a mostrarme lo que debía sanar, y hoy puedo soltar tu peso.

Porque cuando confías en ti, dejas de complacer.
Cuando tomas tu lugar, dejas de esconderte.
Y cuando brillas, inspiras a otros a brillar también.

Pero hoy quiero recordarte algo:
✨ No viniste a castigarte.
✨ Viniste a aprender y a expandirte.
✨ Cuando confías en ti, tu cuerpo, tu energía y tu voz se transforman.

El camino no es la perfección, sino la autenticidad. Ya no necesitas aprobación: simplemente eres.