PROGRAMA ALKIMYA
Alkimya es un programa de 8 semanas diseñado para guiarte en un proceso de transformación interior y exterior.
Un recorrido donde trabajamos desde la raíz:
Amor propio
Autoconocimiento
Reconocimiento de patrones, creencias y heridas


Este programa es un portal hacia ti misma. No se trata solo de cambiar lo que haces, sino de recordar quién eres en esencia. Te guía a soltar las máscaras, sanar desde adentro y activar todo tu potencial, no para cumplir expectativas, sino para vivir con autenticidad, propósito y poder
Mujeres Imparables
Transforma tu vida con meditaciones y herramientas para convertirte en una líder consciente y poderosa.
VIVIR EN EL PRESENTE
Es normal que tu mente esté siempre en otro lado: pensando en lo que pasó o preocupada por lo que viene. Vivir en el presente no es fácil porque no nos enseñaron a hacerlo. Pero cuando empiezas a notar el ahora, aunque sea por unos segundos, te das cuenta de que ese instante es lo único que realmente tienes.
No se trata de dejar de pensar, sino de observar sin juzgar, sin querer cambiar nada. Solo estar aquí, con lo que hay. Aunque parezca pequeño o simple, ese momento te conecta contigo mismo y con la vida. Poco a poco, aprender a vivir en el presente te ayuda a soltar el estrés, la ansiedad y a encontrar paz en medio del ruido.
Respira, siente tu cuerpo, mira a tu alrededor y regresa a este instante una y otra vez. Es un entrenamiento que vale la pena.


¿QUE ES MEDITAR?
Cuando nos sentamos a meditar, cerramos los ojos y esperamos que ese momento sea relajante, placentero y sencillo. Pero lo cierto es que, sobre todo al principio, puede ser un reto.
No estamos acostumbrados a sentarnos cara a cara con nuestras emociones. Con el tiempo, aprendemos que la meditación es una buena oportunidad para conocernos mejor y para ser conscientes de todo lo que habita escondido en nuestra mente.
Cuando nos sentamos a meditar no sabemos qué obstáculos se nos van a poner delante ese día. Toma en consideración lo siguiente:
No hacer nada: Al principio nos cuesta simplemente sentarnos «sin hacer nada». Necesitamos sentirnos productivos y nos pone nerviosos estar sin hacer nada. Notarás que enseguida empiezas a sentirte inquieto y el cuerpo te pide moverse, comienzas a apretar la mandíbula, subir los hombros, recolocarte en tu asiento.
Te sientes incómodo en la postura porque no quieres estar ahí. No reacciones a la incomodidad, acéptala y verás como poco a poco la mente se va calmando.
Distracción: Al momento de sentarse y cerrar los ojos, empezar a darle vueltas a todo lo que aún tienes que hacer. Una cosa es calmar el cuerpo y otra cosa es calmar la mente. La mente es dispersa por naturaleza. En “Qi Wong” se explica que la mente es como un mono saltando de una liana a otra, es decir, de pensamiento en pensamiento. Entra en un bucle y no hay quien la detenga. Cualquier sensación o estímulo, por pequeño que sea, nos lleva a una imagen, que nos hace pensar en algo, que nos recuerda a otro algo, y así sucesivamente, sin fin.
¿Qué estrategias puedes usar para centrar la mente en el presente? La respiración es tu mejor recurso. Concéntrate en cómo el aire entra y sale de tus pulmones, inhala en 5, retén en 5 y exhala en 5, por 5 veces, verás el cambio en tu cuerpo.
Aburrimiento: Al principio cuesta desconectar de la lluvia de estímulos a la que estamos acostumbrados. O puede que meditar te de sueño. «No está pasando nada» -piensas. ¿Y si te sientes aburrido porque en realidad no quieres mirar lo que hay dentro de ti?
No es fácil quedarnos a solas con nosotros mismos y al principio es normal que cause ansiedad o miedo. La próxima vez que medites y te notes aburrido y con ganas de distraerte pregúntate:
¿Me da miedo enfrentarme a lo que hay en mi mente? ¿Cómo te sientes? ¿Estás frustrado porque no te sale la meditación cómo esperabas? Para y cuestiona qué emociones se encuentran detrás de esa sensación de aburrimiento.
Juicios: Desde que vamos al colegio ya nos acostumbramos a ser juzgados por los demás y lo peor es que hemos aprendido a juzgarnos a nosotros mismos. Siempre estamos midiendo nuestro rendimiento. «¿Estoy meditando cómo es debido?». Deja de juzgar la experiencia. En la meditación no existe ni un tiempo determinado en el que tengas que estar, ni unos pensamientos concretos a los que tengas que llegar, ni un nivel de concentración específico en el que tengas que situarte.
El objetivo de la meditación no es vaciar la mente, sino mirar dentro de ella. La meditación nos lleva a profundizar en nuestra conciencia, comprender y explorar lo que hay en nuestra mente. Cuando te das cuenta de esto, entonces puedes empezar a practicar una meditación honesta. El proceso de aprendizaje y aceptación es algo que no se puede juzgar.






Siéntate en una postura cómoda: en un lugar tranquilo donde puedas concentrarte sin interrupciones. No te acuestes porque podrías quedarte dormido, es por eso que de preferencia que tu espalda este recta y con cierta incomodidad, preferible sentarse de piernas cruzadas.
Siente tu cuerpo: empieza con un escáner corporal para conectar con tu cuerpo y sentir qué áreas están tensas. Ahora suelta esas partes de tu cuerpo. Observa cómo el cuerpo se va calmando y perdiendo rigidez.
Respira: Conecta con la respiración. Sigue como el aire entra y sale de tus pulmones, como pasa por la nariz, la garganta, como se mueve el diafragma. La respiración es el ancla que nos mantiene en el presente. Que tu respiración sea calmada y profunda, inhala por la nariz y exhala por la nariz.
Tus sentidos: desconecta del exterior y aleja tu atención de lo que sucede a tu alrededor. Asi podemos llevar nuestra atención a nuestro mundo interior .
Calma tus pensamientos: una vez llevas la atención hacia dentro, notarás que estás rodeado de todo tipo de emociones. Observa los pensamientos que te acechan. No los reprimas, toda emoción tiene algo que contarte. Simplemente toma nota sin juzgar, sin ahondar en ellos, déjalos ir.
Conectar con el alma: Nos damos cuenta de que no necesitamos los pensamientos para sentir la realidad. Desde la quietud percibimos la realidad desnuda de lo que somos.
Espero que estos pasos te acompañen en el inicio de este gran viaje…
el viaje de descubrir quién eres realmente, más allá de la mente y el cuerpo.
PASOS PARA MEDITAR


Entrar a Alkimya fue como abrir una puerta que había mantenido cerrada por años. No fue solo un curso, fue un renacimiento. Aprendí a poner límites, a escuchar mi intuición, a amarme con profundidad. Empecé a tomar decisiones desde la paz, no desde el miedo. Cambié mi forma de relacionarme, incluso con mi pareja y mis hijos. Hoy me siento más libre, más viva, más yo que nunca.
María G.


Encontrar el programa Alkimya fue como recibir un llamado directo al alma. No sabía si era para mí por mi edad, pero desde la primera sesión me sentí vista, honrada y bienvenida. Gabriela tiene una calidez que abraza, y cada encuentro era un recordatorio de que nunca es tarde para renacer.
Olga R.

